El colesterol es una sustancia presente en el organismo y necesaria para su correcto funcionamiento. Sin embargo, cuando sus niveles son demasiado elevados suponen un riesgo para la salud, puesto que aumentan las probabilidades de desarrollar una enfermedad cardiovascular o ataque cerebrovascular.
Para mantener los niveles de colesterol en un estado óptimo, es recomendable seguir una alimentación equilibrada y realizar ejercicio físico con regularidad. Si bien, también hay enfermedades que pueden aumentar los niveles de esta sustancia en el organismo, como la enfermedad renal, diabetes, síndrome ovárico poliquístico o glándula tiroides hipoactiva.
Cuando los valores de colesterol en el organismo son demasiado elevados se denomina hipercolesterolemia. Así, esta situación suele darse cuando los niveles de colesterol total se sitúan por encima de 240 mg/dl. Tener unos valores tan elevados aumenta de forma considerable el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Síntomas de colesterol elevado
Uno de los hándicap que presenta la hipercolesterolemia es que no se manifiesta mediante síntomas concretos. Es decir, si la persona no se realiza revisiones de forma periódica, puede que unos valores de colesterol elevados se manifiesten directamente con una afección de gravedad, cómo un infarto de miocardio o ictus.
Síntomas de colesterol elevadoLa única forma de detectar que los niveles de colesterol son demasiado elevados es mediante un análisis de sangre específico. Así, los profesionales sanitarios recomiendan aumentar las revisiones médicas de este tipo a las personas mayores de 40 años y también a aquellas que tienen sobrepesos.
A pesar de todo ello, existen determinados síntomas que pueden alertar a la persona sobre sus niveles de colesterol, advirtiendo de una posible situación de hipercolesterolemia. Estos son algunos de los síntomas más destacados que advierten de colesterol alto, según los profesionales de los laboratorios científicos de ‘Eurofins‘:
- Boca pastosa, seca y halitosis.
- Inflamación de las extremidades.
- Dificultades del ritmo intestinal.
- Aparición de urticaria.
- Pesadez de estómago.
- Indigestión.
- Visión borrosa.
- Dolor de cabeza.
- Pérdida de equilibrio.
- Agitación al realizar deporte.
Cómo decíamos anteriormente, la mejor forma de evitar un episodio de hipercolesterolemia es seguir una alimentación adecuada y llevar una vida activa. Precisamente, estos dos hábitos constituyen el principal tratamiento para reducir los valores de colesterol.
Si bien, determinados pacientes también necesitan tomar algunos medicamentos específicos para reducir los valores de colesterol. No obstante, la alimentación y el ejercicio físico deben seguir siendo fundamentales en este aspecto.
Aumento del riesgo cardiovascular
Debemos tener claro que existen dos tipos de colesterol principalmente: El LDL (malo) y el HDL (bueno). En este sentido, es necesario establecer un equilibrio para que los niveles de esta sustancia en el organismo no constituyan ningún riesgo para la salud.
El HDL tiene la principal función de trasladar el colesterol de las arterias hacia el hígado, donde se elimina. Por tanto, contar con unos niveles altos de este tipo de colesterol no supone ningún riesgo.
Por su parte, el LDL tiende a acumularse en las paredes de las arterias y vasos sanguíneos. Cuando se acumula de forma prolongada puede provocar la aparición de placa. Así, esta placa dificulta o bloquea el paso de la sangre, aumentando el riesgo de enfermedad cardiovascular o accidente cerebrovascular.