Algunas de las vitaminas más importantes para el correcto funcionamiento del organismo son la vitamina A, vitamina C y vitamina D. Sin embargo, la deficiencia de estos nutrientes pueden tener consecuencias negativas para la salud.
La mejor forma de garantizar una ingesta adecuada de las diferentes vitaminas que requiere el organismo es una alimentación, equilibrada, completa y saludable. De esta forma, tendremos un menor riesgo de desarrollar cualquier deficiencia vitamínica.
Si bien, la vitamina D rompe un poco esta regla. Y es que la principal fuente de obtención de esta vitamina son los rayos ultravioletas del sol. En concreto, un 80% de los niveles de este nutriente en el organismo proceden de la radiación solar.
Síntomas de la falta de vitamina A
La vitamina A también se conoce como retinol y su presencia en el organismo es fundamental para preservar la salud visual; así como mejorar la protección de la piel. Además, también es beneficiosa para la correcta acción del sistema inmune.
En este sentido, la vitamina A se genera en el organismo gracias al consumo de betacarotenos, un nutriente presente principalmente en las frutas y verduras de color rojo, naranja o amarillo, así como los vegetales de hoja verde oscura. La zanahoria constituye una excelente fuente de vitamina A.
Cuando el organismo no cuenta con unos niveles óptimos de vitamina A en el organismo puede generar problemas en la piel, ojos u otros tejidos. Además, ocasiona que las infecciones sean más frecuentes.
Según el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, es recomendable que los hombres adultos incorporen unos 900 mcg de vitamina A de forma diaria; y las mujeres unos 700 mcg.
Síntomas de falta de vitamina D
La vitamina D es uno de los nutrientes más importantes para la salud de las personas. Entre sus funciones, ayuda a mejorar la absorción de calcio y fósforo, produciendo grandes beneficios para la salud ósea. También es fundamental para el correcto funcionamiento del sistema inmune.
Como hemos comentado anteriormente, la mayor parte de la vitamina D que contamos en el organismo procede de la radiación solar. Si bien, también se puede complementar los niveles de este nutriente con la ingesta de determinados alimentos, como pescados azules, hongos, champiñones, yema de huevo o productos lácteos.
La falta de vitamina D prolongada puede provocar osteoporosis, una enfermedad ósea que provoca debilidad y fragilidad en los huesos. Además, expertos en vitamina D destaca que la carencia de esta vitamina aumenta el riesgo de desarrollar numerosas enfermedades, incluido diferentes tipos de cáncer.
Síntomas de la falta de vitamina C
Además de la vitamina A y la vitamina D, es necesario hablar de la vitamina C. Por su parte, la vitamina C es indispensable para el funcionamiento del sistema inmune y la salud de la piel.
Ayuda a combatir los radicales libres que pueden causar daño oxidativo en la piel. Además, contribuye a la producción de colágeno por parte del organismo, una proteína clave en el funcionamiento de tejidos, huesos y cartílagos. La vitamina C también es necesaria para absorber mejor el hierro procedente de alimentos de origen vegetal.
Las principales fuentes de vitamina C son frutas, frutas cítricas y verduras. Entre ellas destacan la naranja, kiwi, pomelo, caqui, guayaba, papaya, fresas, frutos rojos, perejil, espinacas, brócoli, col de Bruselas…etc.
La falta de vitamina C puede provocar hemorragias y hematomas, pérdida de cabellos, sangrado de encías, pérdida de dientes y dolor en las articulaciones. Igualmente, la deficiencia de este nutriente puede generar una enfermedad conocida como escorbuto, prácticamente inexistente en los países desarrollados.