Un nuevo trabajo de investigación ha puesto de manifiesto la posible relación entre la microbiota intestinal y la salud del cerebro. En concreto, podría guardar una importante vinculación con el desarrollo de la enfermedad de Parkinson.
En concreto, dicho estudio se ha desarrollado por investigadores del Laboratorio Nacional de Biociencias de Brasil (LNBio) en el Centro Brasileño de Investigación en Energía y Materiales (CNPEM) en Campinas, estado de São Paulo.
Cada vez son más las evidencias que sugieren que la microbiota intestinal puede tener influencia en la salud del cerebro y el desarrollo y progresión de enfermedades neurodegenerativas. Concretamente, la microbiota intestinal es el conjunto de virus, bacterias y otros microorganismos que colonizan el tracto gastrointestinal.
Microbiota intestinal, cerebro y enfermedad de Parkinson
Dos nuevos artículos publicados recientemente por investigadores brasileños, en la revista ‘Science‘ y ‘Scientific Reports‘ respectivamente, refuerzan la posibilidad de que el desarrollo de la enfermedad de Parkinson puede estar influido por un desequilibrio de bacterias patógenas y beneficiosas en los intestinos denominadas disbiosis.
Matheus de Castro, uno de los principales autores de la investigación, argumenta que «la investigación ha demostrado que el Parkinson a menudo se diagnostica tarde y que puede originarse mucho antes en el sistema nervioso entérico [que controla la motilidad gastrointestinal], antes de avanzar al cerebro a través de fibras autonómicas».
Al respecto, publicaciones recientes han informado de forma recurrente de la existencia de disbiosis intestinal en pacientes con Parkinson esporádico, que es como se conoce la forma no hereditaria de la enfermedad.
Además, han demostrado que la bacteria ‘Akkermansia muciniphila’ se encuentra anormalmente abundante en las muestras fecales de este tipo de pacientes en comparación con los controles.
Sobre este asunto, el investigador Fonseca comenta que «se ha descubierto recientemente que células específicas en el epitelio intestinal, llamadas células enteroendocrinas, tienen muchas propiedades similares a las de las neuronas, incluida la expresión de la proteína alfa-sinucleína (aSyn). Se sabe que el Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas están asociadas con la acumulación y agregación anormales de esta proteína».
Nuevas investigaciones
En relación a esta nueva investigación, este experto investigador argumenta que «la cascada de reacciones puede comenzar en el intestino y ascender hasta el cerebro. Las personas predispuestas al Parkinson esporádico suelen sufrir de estreñimiento recurrente muchos años antes de que manifiesten la enfermedad. En nuestro estudio con modelos animales, encontramos una correlación directa entre la disbiosis intestinal y el Parkinson».
Y es que en los últimos años los estudios sobre los microbiomas del organismo humano avanzan considerablemente rápidas. Igualmente, también aumenta la comprensión por parte de los científicos del vínculo entre los desequilibrios de la microbiota intestinal y los trastornos neurodegenerativos, como el Parkinson o el Alzheimer.
Con todo ello, la relación entre la salud del cerebro y la microbiota intestinal parece evidente. Así, las modificaciones en la dieta para restablecer el equilibrio intestinal o el transplante no invasivo de microbiota podrían ayudar a prevenir el desarrollo de estas patologías.
Como conclusión, el investigador Fonseca afirma que «las enfermedades neurodegenerativas son incurables en este momento, por lo que la prevención es fundamental. La investigación solía centrarse en el cerebro, y durante décadas se avanzó poco en esta dirección. Ahora nos estamos centrando en el intestino en su lugar. Los últimos descubrimientos parecen muy prometedores. Es mucho más fácil modular la microbiota intestinal que lidiar con un trastorno bien establecido en el sistema nervioso central».