Un nuevo estudio liderado por científicos ha dejado una hipótesis de una posible vinculación entre cepas de la microbiota intestinal e ictus más graves. En este sentido, los expertos en Neurología resaltan que las cepas de la flora intestinal se asocian a accidentes cerebrovasculares más graves y a una peor recuperación tras el ictus.
Los experto señalan que esto pone en evidencia que el microbioma intestinal podría ser un factor importante en el riesgo y los resultados de un ataque cerebral.
El estudio ha sido presentado en la Conferencia de la Organización Europea del Ictus (ESOC 2022). Este trabajo ha identificado grupos específicos de bacterias asociados a una peor recuperación neurológica del ictus isquémico tanto en la fase aguda (24 horas) como al cabo de tres meses.
La investigación identificó múltiples tipos de bacterias asociadas al riesgo de ictus isquémico, como ‘Fusobacterium’ y ‘Lactobacillus’. Por su parte, ‘Negativibacillus’ y ‘Lentisphaeria’ se asociaron a un ictus más grave en la fase aguda (a las 6 y 24 horas, respectivamente); y ‘Acidaminococcus’ se relacionó con malos resultados funcionales a los tres meses.
El doctor Miquel Lledós, autor principal del Laboratorio de Farmacogenómica y Genética del Ictus del Instituto de Investigación de Sant Pau, explica que «la influencia del microbioma intestinal -los billones de bacterias y otros microorganismos que viven en el intestino- es un factor de riesgo modificable asociado con el riesgo de ictus y con los resultados neurológicos posteriores al mismo. Sin embargo, la mayor parte de las investigaciones se han realizado previamente en modelos animales», reconoce.
Grupos de bacterias que se asocian a un mayor riesgo de ictus isquémico
«En este estudio tomamos muestras fecales -las primeras tomadas tras el suceso- de 89 humanos que habían sufrido un ictus isquémico. Comparando con un grupo de control, pudimos identificar múltiples grupos de bacterias que se asociaban a un mayor riesgo de ictus isquémico», explica.
El de tipo isquémico se produce cuando un coágulo u otra obstrucción bloquea el suministro de sangre al cerebro. Este es el tipo más común de ictus. En Europa, 1,3 millones de personas sufren un ictus cada año y es la segunda causa de muerte más frecuente.
«El descubrimiento abre la apasionante perspectiva de que, en el futuro, podamos prevenir los ictus o mejorar la recuperación neurológica examinando la microbiota intestinal –destaca–. En otras patologías se están llevando a cabo ensayos clínicos. Estos se centran en que los investigadores sustituyen la flora intestinal mediante cambios en la dieta o trasplantes fecales de individuos sanos, y esto debería estudiarse más en el campo del ictus».
La asociación entre determinadas cepas de bacterias intestinales y el riesgo de ictus isquémico se ha visto reforzada en otro estudio presentado en el ESOC por un equipo de la Universidad de Yale (Estados Unidos).
Los investigadores analizaron las estadísticas del Flemish Gut Flora Project y del consorcio MEGASTROKE. Para ello han utilizado una técnica llamada Mendelian Randomisation (MR). Esta se encarga de medir la variación de los genes para examinar el efecto causal de un resultado o exposición. El estudio identificó 20 rasgos microbianos significativamente asociados al riesgo de desarrollar al menos un subtipo de ictus isquémico.