El jengibre es una raíz muy popular entre los defensores de la medicina natural, que particularmente no sienta mal a nadie y ayuda a prevenir enfermedades. Generalmente se asocia con la preparación de tés y infusiones de la abuela para aliviar resfriados, e incluso ya hay quienes se atreven a incluirlo en la cocina ¡Y como no hacerlo!
A muchos gusta y a otros no, pero lo cierto es que con el paso de los años, no se ha quedado relegado en un papel de «acompañante» para tés milagrosos. En los últimos años, muchos han sido los estudios llevados a cabo en torno al jengibre, ya que sus propiedades pueden ser la solución a múltiples afecciones.
Algo que llamó la atención de la comunidad científica, es que el jengibre fue usado en antiguas civilizaciones para mejorar el aspecto de la piel y curar ciertas afecciones.
Por consiguiente, el auge de los estudios en torno a este suceso no se ha detenido, y aunque no son muchos los realizados; podrían significar el avance de la industria del cuidado de la piel.
No obstante, recuerda que como buen remedio natural su efectividad no se compara con un tratamiento farmacológico. Con esto lo que tratamos de decir, es que no lo tomes como tu medicación de cabecera, sino como un complemento de lo indicado por los médicos.
Propiedades del jengibre
No hay nadie que no conozca el jengibre y por supuesto, no hay nadie que no lo haya usado. A partir de este fruto se obtiene un aceite esencial volátil, que resulta provechoso para la salud.
Del mismo modo, otro dato destacable del jengibre es que es rico en sustancias fenológicas tales como, gingeronas, shoagoles y gingeroles. También aporta enzimas proteolíticas, ácidos linoleicos y vitaminas.
Respecto a estas últimas, hay que mencionar a las vitaminas B6 y C respectivamente. Además los minerales como el calcio, magnesio, potasio y fósforo. Tampoco podemos ignorar que es fuente de fitoquímicos y que interviene positivamente en los procesos inflamatorios.
Recetas
La salud cutánea no puede ser ignorada bajo ninguna circunstancia por nadie, ya que la piel es el órgano más grande de todo el cuerpo.
Hay muchas formas de integrar el jengibre a tu rutina del cuidado de la piel, pero ten en cuenta, que no es para todo mundo, ya que puede irritar con facilidad.
Por consiguiente, recuerda que la mejor forma de usarlo es diluyéndolo en agua o usándolo en pocas cantidades.
Exfoliante de jengibre
La exfoliación es necesaria para renovar la piel y eliminar las células muertas. No obstante, la opción es viable para pieles grasas y mixtas.
Ingredientes
- 3 gramos de jengibre rallado
30 gramos de azúcar morena
67 gramos de aceite de coco
Preparación
Ralla el jengibre con un rallador de cuchillas pequeñas.
Mezcla el preparado con azúcar morena y el aceite.
Cuando obtengas una pasta homogénea aplica en el rostro limpio y una vez por semana.
Cicatriza tus heridas con el jengibre
Como ya dijimos previamente, la raíz sirve para aliviar los procesos inflamatorios y actúa como un antibacterial natural.
Ingredientes
- 20 gramos de jengibre natural
250 mililitros de agua
Preparación
- Corta el jengibre en finas secciones.
Licúa con el agua hasta que se integren completamente ambos ingredientes.
Respecto a su modo de uso, solo debes humedecer un algodón y aplicar en la herida. También puedes poner una compresa con la mezcla.
Contra el acné
No sólo puede servir para lo ya mencionado, sino para aliviar el acné con ayuda de la curcuma; otra raíz muy popular y beneficiosa para la salud, que además de ser fuente antioxidante podría prevenir el cáncer.
Ingredientes
- 3 gramos jengibre rallado
1 taza de agua
3 gramos de curcuma
1 cucharadita de miel
3 gotas de zumo de limón
Preparación
- Pon a hervir el agua y cuando llegue a su punto de ebullición, agrega el jengibre rallado y luego la curcuma.
Deja 15 minutos cocinando y pon a enfriar.
Por último agrega la miel y el zumo de limón.