El colesterol es una sustancia de gran importancia para el correcto funcionamiento del organismo, ya que interviene en numerosos procesos claves. Por ejemplo, participa en el metabolismo de la vitamina D, un nutriente de gran valor para la salud.
No obstante, los niveles de colesterol elevados suponen un importante factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares. En este sentido, desde la Fundación Española del Corazón (FEC) señalan que mantener unos niveles óptimos de colesterol permite alargar la vida.
Desde la FEC sugieren que la población general sin enfermedades cardiovasculares previas debe presentar unos valores de colesterol total inferiores a 200 mg/dl; menos de 100 mg/dl de colesterol LDL (malo) y por encima de 35 mg/dl de colesterol HDL (bueno).
La importancia de unos niveles óptimos de colesterol
Según explican desde la Fundación Española del Corazón, los niveles elevados de colesterol, denominados también hipercolesterolemia, multiplican el riesgo de infarto de miocardio y de otras enfermedades cardiovasculares.
Esto se produce por la acumulación de colesterol en las arterias y vías sanguíneas, formando lo que se conoce como placa. Cuando esa placa aumenta de manera considerable puede ocasiona una obstrucción o bloqueo normal del paso de la sangre.
Así, desde la Fundación Española del Corazón argumentan que «de no reducir nuestros niveles de colesterol, ese sobrante depositado en las arterias va acumulándose especialmente en las arterias coronarias, las que irrigan los miembros inferiores e incluso en las arterias que irrigan el cerebro, hasta el punto de poder crear una placa que llegue a obstruir las arterias».
Se trata de una situación muy importante para la salud. Y es que contar con niveles de colesterol óptimos ayudan a evitar enfermedades que pueden ser mortales. De ahí que desde la FEC destaquen que mantener el colesterol a raya es regalarse años de vida.
Cómo frenar la hipercolesterolemia
La alimentación adecuada y el ejercicio físico son dos factores que ayudan a prevenir el desarrollo de hipercolesterolemia y también dos hábitos que ayudan a reducir los valores de colesterol elevados en sangre. Por tanto, deben ser nuestra principal arma frente a esta afección de salud.
Es decir, seguir una alimentación saludable, variada y completa, fundamentada en la dieta mediterránea, y realizar actividad física de intensidad moderada con regularidad, son dos elementos esenciales para llevar un control óptimo sobre el colesterol.
En este contexto, los profesionales de la Fundación Española del Corazón (FEC) argumentan que «las grasas de la dieta mediterránea provienen fundamentalmente de los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados presentes en el pescado y los aceites de oliva, por lo que no son nocivas. También es importante el consumo de vegetales, legumbres, cereales, hortalizas y frutas».
Por su parte, la actividad física es un hábito genial para aumentar los valores de colesterol bueno, ya que la existencia de fármacos que cumplan este objetivo es más bien limitada. Igualmente, el ejercicio físico contribuye a disminuir el colesterol malo y los triglicéridos. Algunas de las actividades más adecuadas para reducir el colesterol son caminar, correr, montar en bicicleta o nadar.