La actividad física es un hábito saludable que repercute de forma positiva en el funcionamiento general del organismo. Además, también ayuda a mejorar la memoria y proteger frente a la demencia, tal y como afirma una nueva investigación.
Con anterioridad, la investigación ha podido demostrar que el ejercicio físico contribuye a proteger las células cerebrales. Si bien, un nuevo estudio ha analizado los mecanismos implicados en esta relación.
Los resultados de dicho estudio sugieren que el papel que juega la actividad física en el mantenimiento de niveles de insulina e índice de masa corporal, podría tener un efecto protector en el volumen cerebral. Este hecho se asocia a evitar situaciones de demencia o mejorar la memoria.
El ejercicio físico y la memoria
La principal autora de esta investigación es Géraldine Poisnet, del Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia. Respecto a su estudio, indica que «estos resultados pueden ayudarnos a entender cómo la actividad física afecta a la salud del cerebro, lo que puede guiarnos en el desarrollo de estrategias para prevenir o retrasar el declive relacionado con la edad en la memoria y las habilidades de pensamiento».
Además, añade que «los adultos mayores que son físicamente activos obtienen beneficios cardiovasculares, lo que puede redundar en una mayor integridad estructural del cerebro«.
Por otra parte, los investigadores observaron que la relación entre el ejercicio físico y el metabolismo de la glucosa en el cerebro no se vía afectado por los niveles de insulina o el índice de masa corporal (IMC). Así, la disminución del metabolismo de la glucosa en el cerebro se puede observar con claridad en personas con demencia.
Desarrollo de la investigación
Los resultados de este estudio, publicado en la revista ‘Neurology‘, sugieren que la realización de ejercicio físico tiene beneficios en la memoria y ayuda a proteger frente al posible desarrollo de demencias.
Así, en dicha investigación participaron un total de 134 personas con una edad media de 69 años, los cuales no presentaban a priori ningún tipo de problemas de memoria. Todas las personas cumplimentaron una encuesta sobre el nivel de actividad física desarrollado en el último año.
Seguidamente, los investigadores procedieron a realizar escáneres cerebrales para medir el volumen y metabolismo de la glucosa. Igualmente, recopilaron información sobre el índice de masa corporal, niveles de insulina, colesterol, presión arterial y otros elementos de interés.
De esta forma, los investigadores descubrieron que los participantes que realizaban mayor cantidad de ejercicio físico presentaban más volumen de materia gris en el cerebro en comparación con las personas menos activas. Además, cuando analizaron las zonas del cerebro afectadas por la enfermedad de Alzheimer, pudieron toparse con los mismos resultados.
Por otro lado, las personas con una actividad física más importante tenían una tasa media más alta del metabolismo de la glucosa en el cerebro. Si bien, los investigadores abogan por realizar más investigaciones al respecto para conseguir nuevas evidencias sobre la relación entre el ejercicio físico, la memoria y el riesgo de demencia.
Como conclusión, la investigadora Poisnet señala que «mantener un IMC más bajo a través de la actividad física podría ayudar a prevenir la alteración del metabolismo de la insulina que se observa a menudo en el envejecimiento, promoviendo así la salud del cerebro».