El colesterol elevado en sangre puede ser altamente perjudicial para la salud. Principalmente, el colesterol LDL (malo) provoca una acumulación de placa junto a los triglicéridos, aumentando de forma considerable el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Y es que la acumulación de colesterol LDL en los vasos sanguíneos puede bloquear parcial o totalmente el suministro de sangre hacia el corazón, cerebro piernas o riñones. Por tanto, el colesterol elevado es una afección de gran gravedad.
Normalmente, el tratamiento indicado por un especialista médico ante niveles de colesterol elevado consiste en una dieta alimenticia específica, acompañado de un aumento de la actividad física. En ocasiones, también es conveniente tomar determinados medicamentos.
Diez claves para reducir el colesterol
El principal consejo para reducir los niveles de colesterol es limitar el consumo de grasas animales, como embutidos, carnes rojas o cortes grasos. Igualmente, es conveniente evitar el consumo de productos lácteos enteros. Y es que todos ellos favorecen la acumulación de placa.
Por contra, es adecuado incluir una mayor cantidad de alimentos ricos en fibra soluble. Esto es así debido a que la fibra soluble puede unirse a la bilis en el intestino y estimular la eliminación de colesterol. La avena, semillas de lino o frutas y vegetales de raíz son alimentos idóneos para consumir fibra soluble.
Para reducir los niveles de colesterol es conveniente aumentar el consumo de frutas y verduras, además de reducir la infesta de carne. Las proteínas vegetales también son necesarias para el funcionamiento del organismo.
Además, diferentes investigaciones han comprobado que seguir una alimentación baja en hidratos de carbono refinados ayuda a perder peso y por tanto reduce el riesgo cardiovascular. También es beneficioso para disminuir el colesterol.
El ejercicio, el mayor aliado
Las personas con obesidad o sobrepeso tienen un mayor riesgo de presentar niveles de colesterol elevado, además de suponer un factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular.
Un aspecto clave que contribuye a la pérdida de peso es dejar atrás la vida sedentaria y apostar por la realización de ejercicio físico de forma regular. Si bien, la actividad física debe adaptarse a las condiciones de cada paciente, ya que no es recomendable realizar deporte en exceso en este tipo de circunstancias.
El plan de entrenamiento debe ser progresivo. Es decir, debemos aumentar la intensidad de la actividad física a medida que nos encontramos mejor y nuestro cuerpo responde de forma correcta a cualquier actividad. El punto ideal es convertir la realización de ejercicio físico en un hábito de vida.
Actualmente, gracias a la tecnología podemos acudir a diferentes servicios que permiten monitorizar la actividad física. De esta forma podemos controlar la frecuencia cardíaca, ritmo o calorías quemadas. Es una forma ideal de medir nuestro estado físico e ir en aumento de forma progresiva.
No obstante, las personas con algún tipo de enfermedad cardíaca o que hayan sufrido alguna patología de esta índole deben acudir a un especialista médico antes de iniciar cualquier plan de entrenamiento basado en la actividad física.
En este sentido, su durante la realización del ejercicio físico se produce un dolor en el pecho, problemas de respiración, palpitación alterada del corazón u opresión, debemos detenernos y consultar a un médico cuanto antes.